Antes de abordar el tema de la limpieza, ¡sumergámonos en el mundo de las impurezas faciales! Estas personas no deseadas se dividen en dos categorías:
AMANTES DE LAS GRASAS = lipófilos, como el sebo, los residuos de maquillaje o el protector solar.
VENTILADORES DE AGUA = hidrófilos, incluidos ciertos contaminantes, polvo y sudor.
RECUERDA: ¡EL ACEITE ATRAE EL ACEITE Y EL AGUA ATRAE EL AGUA!Quizás no seas ajeno a esta regla básica: ¡el petróleo atrae al petróleo y el agua atrae al agua! En teoría, la doble limpieza parece ser la solución ideal para eliminar todo tipo de impurezas del rostro. Combina hábilmente:
#1 Limpieza con un producto “graso” (lípido). Así que opta por un aceite o un bálsamo oleoso, es una excelente elección.
#2 Limpieza con un producto acuoso. Puedes elegir entre varias texturas: geles, leches o espumas.
Esta técnica, que ha demostrado su eficacia durante siglos entre las geishas japonesas, está despertando ahora un repentino interés en todo tipo de pieles. Sin embargo, no debemos perder de vista que esta creciente popularidad también podría ser una inteligente oportunidad de marketing destinada a vender más productos.
ASESORAMIENTO DE EXPERTOSSin embargo, una doble limpieza realizada de forma incorrecta o con productos inadecuados puede dañar tu piel...
Aquí hay algunas recomendaciones:
Buenas practicas1. A realizar únicamente por la noche.
2. Empiece siempre por la fase oleosa antes que la fase acuosa (y no al revés).
Puntos de vigilancia1. Límite a una vez por día.
2. Evitar en pieles secas o sensibles.